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El Arq. Mauricio Arditti galardonado en el Palacio de Bellas Artes

Susy Toiber
En la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el arquitecto Mauricio Arditti, fundador del despacho Arditti + RDT Arquitectos, fue reconocido con el Premio Trayectorias 2015, que otorga anualmente Conaculta, la Dirección de Arquitectura del INBA y la revista México Design, en una emotiva ceremonia realizada el pasado 17 de septiembre, donde lo acompañaron su esposa Rosa Eglin de Arditti y sus hijos Jorge, Arturo y Jessica, así como distinguidos asistentes del medio de la construcción en México, Gina Diez Barroso, Abraham Franklin, Alfredo Elías Ayub, José Luis Cortés y Víctor Legorreta.
Mauricio Arditti celebra más de 50 años de trabajo, de plasmar sus ideas y diseños con una clara misión hacia el futuro, con proyectos que destacan a nivel nacional e internacional como lo son el Museo Memoria y Tolerancia, el residencial Punta Poniente, el centro comercial Lomas del Pedregal y los corporativos Reforma Diana, Banorte, Coca Cola-Femsa, CEO, Telefónica Movistar y Varsovia 36, en la Ciudad de México; la Ciudad Gobierno en Zacatecas; el residencial Playa Marina en Veracruz; los corporativos Américas y Skalia en Guadalajara, y la Sinagoga Sky Lake en Miami.
En años anteriores, este premio ha reconocido a Teodoro González de León en 2011, Francisco Serrano en 2012, Javier Sordo Madaleno en 2013 y a Enrique Norten en 2014.
Días antes de este evento, tuvimos oportunidad de platicar con Mauricio Arditti en su oficina, un lugar de trabajo, con maquetas de los nuevos proyectos, cientos de fotografías con los edificios que yerguen en la Ciudad de México y en muchos otros lugares. Todos quienes forman su equipo de trabajo, difícilmente se distraían al saludar, estaban totalmente concentrados en los compromisos actuales y futuros. Dos salas de juntas, en cuyas mesas se encontraban algunos catálogos de materiales de construcción, colores y formas, texturas, cálculos y arte, porque la arquitectura es eso, una bella arte que modifica y altera el ambiente físico para satisfacer las necesidades del ser humano siguiendo preceptos estéticos.
Al fondo se encuentra la oficina más grande, la de Mauricio Arditti, quien sentado en una confortable silla me recibe con esa sonrisa característica, un hombre sumamente satisfecho con la vida, por la virtud de ser un ejemplar esposo y padre de familia, y la de los éxitos profesionales, evidentes por la gran cantidad de premios, diplomas, certificados, libros y revistas, que reflejan lo que Mauricio Arditti ha sido en el campo de la Arquitectura en México, y como bien lo expresó en la ceremonia de reconocimiento con sus propias palabras: “Mi amigo me ha sido fiel, me ha sido leal, me ha dado oportunidades, me ha dado confianza, me ha dado mi forma de ser y de vivir. Este querido amigo se llama México”, dijo.
Mauricio difícilmente se levanta, enfrenta hoy día una lucha a favor de su salud, menciona a su esposa como la persona que más lo ha apoyado en la vida y en estos momentos en su enfermedad, pero para su persona, el ambiente sigue siendo de júbilo, de optimismo y confianza por toda una experiencia de vida acerca del esfuerzo por los logros y por llegar a los objetivos.
La razón, es su esencia como arquitecto, y de pronto, al inicio de la plática, se remonta a la infancia. “Mi padre es de Estambul, Turquía, y mi madre de Bialystock, Polonia. Afortunadamente tuvimos la suerte de ir a Turquía y conocí el lugar donde mi padre hizo Bar Mitzvá y la vida comunitaria, a diferencia de Polonia, a donde fuimos porque enmarqué mi vida judía en la Marcha de la Vida, un marco que me ayudó a cerrar mi vida como judío. Mis padres se conocieron en Orizaba, Veracruz, se casaron, y como la mayoría de los judíos, después de un tiempo, se trasladaron a la Ciudad de México porque ya estaba organizada la Comunidad y se abrían más oportunidades de trabajo. Es por eso que yo tengo un gran agradecimiento a México, porque recibió a mis padres huyendo de la peor masacre. Con el trauma de la guerra, ellos deseaban que yo estudiara una carrera universitaria, ya que pensaban que si tendrían que volver a emigrar, los conocimientos serían la herramienta y la única forma de poder sobrevivir en cualquier lugar. Decidí entonces estudiar Arquitectura en la UNAM, porque era lo que más me gustaba. Tuve maestros del nivel de Juan Sordo Madaleno, Luis Ortiz Macedo, Francisco Serrano, Armando Páez, José Adolfo Wiechers y Manuel de la Colina”.
“Mi objetivo era lograr como arquitecto, la sensibilidad necesaria para desarrollar lo que es diseño, coordinación, administración, construcción, un equilibrio general. Entonces en 1963, inicié mi trabajo en el despacho del destacado ingeniero Boris Albin, quien fue mi maestro, así fue como adquirí una gran experiencia en todos los aspectos. Me di cuenta de la gran importancia de ser responsable, pero sobre todo honrado. Hay dos tipos de honradez en esta vida, la moral y la del bolsillo, y las dos se llevan de la mano. No hay la una sin la otra”.
“Más adelante decidí continuar mi carrera con mi propio despacho, gracias a que en esa época, las opciones de préstamos e hipotecas daban mucha seguridad a quienes se dedicaban a esta actividad, y así tuve excelentes clientes y me fui haciendo de nombre. Posteriormente, junto con mis hijos, hemos estado muy atentos en cuidar y actualizarnos en relación a las nuevas tecnologías, entornos y reglamentos que permitan la sustentabilidad como lo es el código LEED. La satisfacción de verlos actuar profesionalmente a mi lado, me brinda mucho orgullo, ya que veo que los valores y los principios que les enseñé están vigentes en sus vidas”.
 Las más de cien obras de la firma Arditti + RDT Arquitectos han sido expuestas en ciudades como Nueva York, Madrid, Pekín, Sofía, Colonia, Buenos Aires, Tel Aviv, Haifa, San Salvador, Santiago de Chile, Barcelona, París, Praga y en “Times Space Existance” en el marco de la Bienal de Venecia, en 2014.
Además, ha sido reconocida con más de 40 premios en México y el extranjero, entre los que destacan el Internacional de Arquitectura Mario Pani (México, 1999), el Nacional del Instituto Mexicano del Edificio Inteligente (2004, 2009, 2011 y 2013), el Nacional de Interiorismo (México, 2011), el Obras Cemex (México, 2011), el de la Fundación ONCE por Accesibilidad en Arquitectura (España, 2011), el IIDA (Miami 2012), Latin American Quality Awards (Panamá, 2013) y las medallas de oro y platino en The International Property Awards (Inglaterra, 2013).
Al hablar del Museo Memoria y Tolerancia, el galardonado mantiene silencio, recuerda con dolor, aquellas noticias que llegaban escasas de Europa, pero que reflejaban en el rostro de sus padres, la ansiedad y la angustia. Hoy día, las lágrimas de Mauricio Arditti por la desafortunada experiencia durante su niñez, dejaron una huella profunda no solo en esa generación, sino también en las futuras generaciones y en la humanidad entera. La penosa vivencia se transforma en líneas, detalles, instalaciones del dolor, el despojo, la muerte de millones de personas en manos de los nazis, traducidas así en la expresiva arquitectura del Museo, y como el arquitecto lo menciona: ¿Cómo representas la maldad del hombre? Se optó entonces, por usar el cubo central, un memorial a dos millones de niños torturados, fusilados, que sirvieron como experimento. Plasmar esto en el lenguaje arquitectónico era un proceso muy difícil, no por la dificultad en sí, se trataba del reto humano de transmitir este trágico hecho histórico.
La tarde transcurría, así como los sentimientos de Mauricio con su lenguaje profundo, emotivo, prudente, reflexivo y sensato. Una personalidad que refleja en su obra y en palabras que conmueven. Con un pensamiento brillante y humano, muestra el lugar de alguien que con devoción alcanza más allá de los caminos del éxito, la felicidad inspirada siempre en la hermosa familia que gira a su alrededor, llena de valores, ética, moral, como un espejo de su misma brillantez.
El CDI rinde este homenaje a Mauricio Arditti, nuestra Institución en la que también sembró algunos de sus importantes proyectos con sus hijos Jorge y Arturo, como lo es el diseño arquitectónico del Edificio José y Rosy Achar y cuya construcción corrió por cuenta de la compañía Ideurban, bajo la dirección del Ing. David Serur, en el año 1999, el cual alberga importantes y modernas instalaciones deportivas. Le deseamos muchos éxitos más en el futuro.
Publicado en CDInforma.

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