Susy Anderman
Todos sabemos el origen de
nuestra costumbre que se señala en diversos pasajes bíblicos, cuando D-os
decide destruir a Sodoma y Gomorra, y Abraham sale en defensa de esas ciudades,
el patriarca llega en su alegato hasta la cantidad mínima de diez hombres
justos. Y D-os le responde: "No destruiré (esas ciudades) por mérito de
los diez" (Bereshit - Génesis 18.32) Sodoma y Gomorra acabaron por ser
arrasadas, porque no había en ellas ni siquiera un total de diez hombres
justos. Otro ejemplo bíblico que se trae a colación, es el grupo de personas
que Boaz reúne en la puerta de su ciudad, como quórum necesario para la gestión
legal que quiere exponer ante ellos: "Y tomó diez hombres de los ancianos
de la ciudad..." (Rut 4.2)
La semana pasada recibimos la noticia de que se llevaría a cabo una ceremonia de Bar Mitzvá de un sobreviviente del Holocausto, quien por las circunstancias no tuvo oportunidad de cumplir con esta obligación moral como judío. El nombre de esta persona no lo conocíamos y teníamos intención de saber más de esta emotiva historia.
Un día antes de celebrarse la ceremonia, quedamos doblemente emocionados al saber que se trataba del Sr. Bedrich Steiner, con quien siempre hemos intercambiado muchas ideas a través de mucho tiempo, motivo por el cual nos concedió una entrevista sin realmente estar muy convencido de querer que se haga público este acontecimiento.
Así dieron comienzo las preguntas, la más obvia tenía que ver con los motivos para llevar a cabo en estos momentos de su vida, una ceremonia tan significativa. Todo inició con el regalo de un querido amigo, los Tefilim y el Talit, los símbolos judaicos de las ceremonias religiosas probablemente más representativos, sin embargo, no conocía la forma en que debía usarlos. Esto fue la génesis de una nueva actividad y por supuesto, una fuerte introspección hacia la memoria de miles de instantes personales e íntimos, una búsqueda y comprobación de que la vida debe ser aceptada bajo los atributos de la naturaleza de D-os, con la creencia de que es eterno y abstracto, y según la opinión del Sr. Steiner, cada quien tiene su propia idea de Él. "Spinoza decía que está en todo y en cada uno de nosotros", mencionó.
Primo Levi dudó de la existencia de D-os al decir "Existe Auschwitz; por tanto, no existe D-os".
Pero el judaísmo reconoce que existe mucho misterio en la vida, difícil de comprender y que este horror vino de la perversidad del hombre, de su pulsión destructiva. No tenemos el poder para determinar nuestro destino, pero sí, para decidir la forma de enfrentarlo.
El Sr. Bedrich Steiner tenía once años de edad cuando vivió esa experiencia, fue hasta la edad de catorce años cuando es liberado y retomó su vida sin sus padres. Opina que ser sobreviviente del Holocausto no es ninguna condecoración, no es algo de lo que se pueda hablar fácilmente, siempre uno piensa en esa culpa por la suerte de haber sobrevivido. Lo mismo que Levi: "Entraban en el campo los que el azar hacía bajar por un lado del convoy; los otros iban a la cámara de gas". "Para sobrevivir", dice Levi, "moralmente también hacía falta suerte. Muchísimos han sido los caminos imaginados y seguidos por nosotros para no morir: Tantos como son los caracteres humanos. Todos suponen una lucha extenuante de cada uno contra todos, y muchos, una suma no pequeña de aberraciones y de compromisos".
¿Cuándo empezó a rezar Sr. Steiner? "No sé rezar. Me enseñaron mis amigos que idearon mi Bar Mitzvá esta semana en el CDI. ¿En quién piensa cuando se coloca los Tefilim? "Pienso en mi padre cuando rezaba". ¿Por qué tantos años de espera? "Bueno, uno puede cambiar de ideas, si el escritor Arthur Koestler pudo criticar tanto al comunismo, o decidir como Epicuro la vida como azar, o ser agnóstico o nihilista, siempre llega un momento para todo".
El jueves 31 de mayo de 2012, se llevó a cabo la ceremonia con la presencia de más de cien personas. Todos conmovidos por el mensaje hablado del Sr. Steiner, el homenaje al testimonio y a la circunstancia de un hombre alrededor de la Torá y la herencia de la Congregación de Jacob. Quedan las imágenes, el momento en el que ante la colocación de los Tefilim no se diluye la memoria, se fortalece cuando se es testigo de que alguien se encuentra a sí mismo en un tiempo determinado.
La semana pasada recibimos la noticia de que se llevaría a cabo una ceremonia de Bar Mitzvá de un sobreviviente del Holocausto, quien por las circunstancias no tuvo oportunidad de cumplir con esta obligación moral como judío. El nombre de esta persona no lo conocíamos y teníamos intención de saber más de esta emotiva historia.
Un día antes de celebrarse la ceremonia, quedamos doblemente emocionados al saber que se trataba del Sr. Bedrich Steiner, con quien siempre hemos intercambiado muchas ideas a través de mucho tiempo, motivo por el cual nos concedió una entrevista sin realmente estar muy convencido de querer que se haga público este acontecimiento.
Así dieron comienzo las preguntas, la más obvia tenía que ver con los motivos para llevar a cabo en estos momentos de su vida, una ceremonia tan significativa. Todo inició con el regalo de un querido amigo, los Tefilim y el Talit, los símbolos judaicos de las ceremonias religiosas probablemente más representativos, sin embargo, no conocía la forma en que debía usarlos. Esto fue la génesis de una nueva actividad y por supuesto, una fuerte introspección hacia la memoria de miles de instantes personales e íntimos, una búsqueda y comprobación de que la vida debe ser aceptada bajo los atributos de la naturaleza de D-os, con la creencia de que es eterno y abstracto, y según la opinión del Sr. Steiner, cada quien tiene su propia idea de Él. "Spinoza decía que está en todo y en cada uno de nosotros", mencionó.
Primo Levi dudó de la existencia de D-os al decir "Existe Auschwitz; por tanto, no existe D-os".
Pero el judaísmo reconoce que existe mucho misterio en la vida, difícil de comprender y que este horror vino de la perversidad del hombre, de su pulsión destructiva. No tenemos el poder para determinar nuestro destino, pero sí, para decidir la forma de enfrentarlo.
El Sr. Bedrich Steiner tenía once años de edad cuando vivió esa experiencia, fue hasta la edad de catorce años cuando es liberado y retomó su vida sin sus padres. Opina que ser sobreviviente del Holocausto no es ninguna condecoración, no es algo de lo que se pueda hablar fácilmente, siempre uno piensa en esa culpa por la suerte de haber sobrevivido. Lo mismo que Levi: "Entraban en el campo los que el azar hacía bajar por un lado del convoy; los otros iban a la cámara de gas". "Para sobrevivir", dice Levi, "moralmente también hacía falta suerte. Muchísimos han sido los caminos imaginados y seguidos por nosotros para no morir: Tantos como son los caracteres humanos. Todos suponen una lucha extenuante de cada uno contra todos, y muchos, una suma no pequeña de aberraciones y de compromisos".
¿Cuándo empezó a rezar Sr. Steiner? "No sé rezar. Me enseñaron mis amigos que idearon mi Bar Mitzvá esta semana en el CDI. ¿En quién piensa cuando se coloca los Tefilim? "Pienso en mi padre cuando rezaba". ¿Por qué tantos años de espera? "Bueno, uno puede cambiar de ideas, si el escritor Arthur Koestler pudo criticar tanto al comunismo, o decidir como Epicuro la vida como azar, o ser agnóstico o nihilista, siempre llega un momento para todo".
El jueves 31 de mayo de 2012, se llevó a cabo la ceremonia con la presencia de más de cien personas. Todos conmovidos por el mensaje hablado del Sr. Steiner, el homenaje al testimonio y a la circunstancia de un hombre alrededor de la Torá y la herencia de la Congregación de Jacob. Quedan las imágenes, el momento en el que ante la colocación de los Tefilim no se diluye la memoria, se fortalece cuando se es testigo de que alguien se encuentra a sí mismo en un tiempo determinado.
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